jueves, 7 de febrero de 2013

El cielo es un suburbio

Pensaba que no había más universos
que aquellos sueños
que querían alcanzar los dedos.
Temblaban los pasos con los intentos,
pero una tarde, logré sostener la mirada
de la ilusión más cierta,
saldar aquella deuda de la  infancia,
cuando sentía vuestros carros llegar
y me escondía en el establo,
mientras preguntábais a mi padre,
si quería vender mis trenzas.
Sabía que aprendería a vivir sin miedo,
tranquila en la edad y segura de lo que quiero,
espero ahora, en la puerta de vuestro Universo










1 comentario:

  1. Prometo llevar con mi alma encendida, el regalo más hermoso,
    a estas alturas de la vida,
    la enseñanza de la dignidad,
    el orgullo de la vida que os enseñaron
    de generación en generación,
    y ese respeto a los mayores.
    Es palabra de Luz

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